GESTIÓN DE LA INNOVACIÓN EN LA EMPRESA
Todos estamos de acuerdo que, para perdurar en el tiempo, las empresas necesitan innovar. Sin embargo, surge el interrogante: ¿Cómo se innova? ¿Cuánto esfuerzo debe dedicarse a innovar en comparación con la mejora continua? Esta paradoja es a la que, cualquier empresa, se debe enfrentar, y su resolución varía según el tipo de negocio y el mercado en el que opera.
Manteniendo el enfoque en que “El propósito de la Innovación debe ser generar negocio“, identificamos diversos tipos de Innovación:
1. Innovación de producto/servicio: Implica la introducción en el mercado de nuevos productos o servicios (o mejoras significativas en los existentes). Puede ser de dos tipos:
a. Innovación incremental: Refiere a mejoras graduales en productos o servicios existentes, buscando aumentar su rendimiento, calidad o funcionalidad.
b. Innovación disruptiva: Se trata de la creación de productos o servicios completamente nuevos, que establecen una nueva categoría de mercado y desplazan a los productos o servicios existentes.
2. Innovación de proceso: Involucra la definición de nuevos procesos o la mejora de los existentes, con el fin de incrementar la eficiencia de la empresa. Puede incluir la adopción de nuevas tecnologías de fabricación o la automatización de procesos productivos.
3. Innovación en la gestión: Refiere a mejoras en actividades de gestión empresarial, como logística, administración, y gestión de almacenes.
4. Innovación en la gestión de la tecnología: Implica la aplicación de nuevas tecnologías en los procesos de innovación, como Inteligencia Artificial, computación en la nube, Internet de las cosas y biometría.
5. Innovación abierta: Consiste en la colaboración con otros agentes de la sociedad, como instituciones y profesionales, para buscar talento y nuevas fórmulas que conviertan desafíos en oportunidades.
6. Innovación cerrada: Se basa en los recursos y procesos internos de I+D de la compañía, permitiendo la consulta de fuentes externas durante ciertas fases del proceso, pero manteniendo un enfoque interno.
7. Innovación ágil: Se caracteriza por la rápida implementación de ideas a través de colaboración y bucles iterativos de creación de prototipos, permitiendo una llegada más rápida al mercado.
8. Innovación organizacional: Implica la aplicación de cambios para mejorar el rendimiento y desempeño de la empresa, a través de modificaciones en procesos internos, modelos de gestión, comunicación interna, desarrollo de talento y cultura empresarial.
La gestión de la innovación, por tanto, es fundamental para el éxito empresarial, pero no es una tarea sencilla y requiere una cuidadosa planificación. Implica ajustar los esfuerzos de la empresa según la naturaleza de los proyectos, ya que no todos son iguales ni requieren la misma inversión.
La “Matriz de Ambición Estratégica” es una herramienta que se utiliza en la metodología de planificación estratégica desarrollada por BGG (Boston Consulting Group) y explicada en 2012 por Bansi Nagji y Geoff Tuff en el artículo: “Managing Your Innovation Portfolio“ publicado por HBR.
Esta Matriz es una herramienta útil para asignar fondos entre diferentes categorías de innovación, considerando la novedad de la oferta de la empresa y la de los clientes y mercados a los que se dirigen. Esta matriz clasifica los proyectos en tres categorías: Core (Nucleares), Adjacent (Adyacentes) y Transformational (Transformacionales), dependiendo del grado de relación con el negocio principal y el nivel de riesgo asociado.
Este enfoque es aplicable a empresas de todos los tamaños, incluso a las pequeñas y medianas (pymes), que deben centrarse en proyectos futuros para garantizar su viabilidad a largo plazo.
Animamos a todas las empresas a utilizar esta herramienta para identificar proyectos con alto potencial de éxito y asignar los recursos necesarios para su implementación, teniendo en cuenta la evaluación del riesgo asociado.
La Matriz de Innovación no ofrece soluciones directas, pero ayuda a priorizar las iniciativas más adecuadas según la ambición y los riesgos asumidos por la empresa, determinando la inversión dedicada a cada área.
Decidir el porcentaje de inversión destinado a cada área es crucial. Por ejemplo, Google asigna el 70-20-10% del presupuesto de innovación a cada una de las áreas. Viendo posteriormente el retorno de la inversión (ROI), los % se invierten, es decir las “Core” contribuyen con un ROI del 10%, las Adyacentes con un 20% y las Transformacionales con un 70%., reflejando la importancia de analizar cuidadosamente la distribución de esfuerzos entre las diferentes áreas.
También es esencial entender que la gestión de la innovación no es simplemente una tarea de asignación de recursos y seguimiento de métricas. Requiere un cambio cultural profundo dentro de la organización, fomentando la creatividad, la colaboración y la disposición para asumir riesgos. La innovación florece en un ambiente donde se valora la experimentación y se aprende de los fracasos tanto como de los éxitos. Así, más allá de las matrices y los porcentajes, la verdadera transformación viene de cultivar una mentalidad innovadora en cada nivel de la empresa, desde la alta dirección hasta el personal de línea.
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